25/ Junio/2020
Vacaciones en Acapulco
Uno de los mayores acontecimientos en la historia de “El Chavo del Ocho” fue, sin lugar a dudas, la inolvidable saga de tres episodios titulada “Vacaciones en Acapulco”. El argumento es el siguiente: la Chilindrina compra un líquido que sirve para limpiar y dar brillo a objetos de plata, pues el producto incluye un boleto para participar en el sorteo de un viaje a Acapulco para dos personas, con todos los gastos pagados. Esta sencilla premisa dio pie a una divertidísima aventura, a la cual se sumaron doña Florinda, Quico, el profesor Jirafales, doña Clotilde y el señor Barriga –quien, en un gesto muy humano, invita al Chavo a que los acompañe en su viaje a la playa.
Ésta fue la única ocasión en que Roberto Gómez Bolaños escribió un guion para “El Chavo del Ocho” cuya historia requería salir de los estudios de Televisa San Ángel. De los tres episodios que conforman la saga, sólo el primero se filmó en la vecindad; los restantes se rodaron por completo en el paradisíaco puerto guerrerense. Chespirito nunca fue adepto a grabar sus programas de televisión en locaciones, pues siempre prefirió las facilidades y las comodidades que brindaban los foros; de manera que, incluso en ese sentido, “Vacaciones en Acapulco” fue algo excepcional.
Hay muchas versiones sobre cuál fue la razón por la que decidió filmar estos episodios en aquel destino turístico. Aunque nunca dio a conocer sus motivos, lo cierto es que el famoso hotel donde se grabaron pertenecía al dueño de la televisora; posiblemente, uno de los objetivos fue aprovechar el enorme éxito del programa para convertirlo en una poderosa herramienta publicitaria. Sea como haya sido, Roberto aprovechó el viaje para rodar un capítulo de El Chapulín Colorado, titulado “Un Chapulín en Acapulco”, en el que nuestro querido superhéroe participa en la grabación de una película.
En varias ocasiones se ha dicho –y escrito– que estos episodios fueron “la despedida de Carlos Villagrán del programa”, pero esta afirmación no podría estar más alejada de la realidad; en su autobiografía, Roberto Gómez Bolaños cuenta que no fue sino hasta finales de 1977 que Carlos lo invitó a cierto restaurante de la Ciudad de México para comunicarle su intención de seguir su propio camino. Los capítulos de Acapulco se grabaron antes de esa reunión, por lo tanto nadie más que el propio Carlos sabía de su próxima salida del elenco de Chespirito.
Pero mejor hablemos de otro importante protagonista de estos episodios, uno que aún permanece ahí, como mudo testigo del trabajo y el profesionalismo con que los actores dieron vida a aquellas memorables escenas: el hotel. Aunque ahora tiene un nombre diferente, ese lugar conserva la fama que le dieron las aventuras de El Chavo y El Chapulín; de acuerdo con algunos empleados, muchos turistas –sobre todo, sudamericanos– buscan hospedarse en la habitación desde la cual el señor Barriga le muestra la piscina y el mar al Chavo.
Sr Barriga @varedg : Mira la cantidad del agua!@ChavodelOcho_Of : Abajo hay más.😂🤣#VacacionesEnAcapulco pic.twitter.com/a6FT5TR4eZ
— El Profesor Jirafales💙 (@EPJirafales) June 22, 2020
Todavía en estos tiempos, miles de fanáticos que viajan a Acapulco visitan el hotel para conocer las distintas áreas que aparecieron en el programa, tal como se narra en el siguiente reportaje:
El señor Manuel Fajardo, Jefe de Botones del hotel, cuenta el “tour” que tiene organizado para quienes acuden a conocer estos lugares. La primera parada es la puerta principal giratoria, famosa pues en la llegada a Acapulco, el Chavo entra por ella junto con el señor Barriga y, al dar la vuelta completa, termina de nuevo en la calle con la frase célebre: “no sabía que el hotel era lo mismo por dentro que por fuera”. Luego, la parada obligada es la alberca (piscina), en la que se realizó la producción del segundo capítulo, con escenas inolvidables como en la que el Chavo se burla del vestido de baño de doña Florinda y cuando ella viene a defenderse del insulto lanza al agua a don Ramón. El tercer atractivo es el restaurante donde se grabó la escena del desayuno en el tercer episodio, la misma en la que el Chavo destruye la mesa donde se reúne a comer la vecindad, para luego terminar pidiendo una torta de jamón. Al final, don Manuel, con la marca de los años que le brindan algunas canas y la amabilidad que lo caracteriza, muestra la habitación 1027 y la 1031, donde se hospedó el protagonista de la serie. Es tan famosa la recámara, que algunos huéspedes que reservan con antelación pagan por la exclusividad de llegar a ésta y revivir la escena de la vista en el balcón, para tomarse la misma foto. (Fuente: Darwin Ávila para “Líneas de un Reportero”, 23 de Mayo 2016.)
También habría que decir que, el pasado 20 de febrero de 2020, Édgar Vivar subió a su cuenta de Twitter una fotografía de la célebre entrada del hotel acompañada por el texto: “¿Alguno de ustedes reconoce esta puerta giratoria?” ¡En unas pocas horas, la publicación tenía más de 32 000 likes!
Alguno de ustedes reconoce esta puerta giratoria? pic.twitter.com/gycoCGTVjE
— Edgar Vivar (@varedg) February 20, 2020
No cabe duda de que “Vacaciones en Acapulco” fue un acontecimiento grande y especial; todavía hoy, más de cuatro décadas después, seguimos riendo y disfrutando con el primer viaje de El Chavo al mar, gracias a la generosidad del señor Barriga y, sobre todo, al enorme talento del gran Roberto Gómez Bolaños.