09/ Agosto/2019
Recordando a Ramón Valdés
Ramón Valdés Castillo formó parte de una familia de estupendos y famosos comediantes. Su primera aparición fue en la película Calabacitas tiernas (1949) al lado de su hermano mayor –el inolvidable Germán Valdés “Tin Tan”–, quien lo apoyó e impulsó en los inicios de su carrera actoral; con su ayuda, obtuvo algunos papeles como extra en sus cintas y, al poco tiempo, comenzó a interpretar personajes secundarios. Los otros hermanos que también se dedicaron a la comedia fueron Manuel “El Loco” Valdés y Antonio Valdés “El Ratón”, quienes se dieron a conocer durante la Época de Oro del cine mexicano. En su larga trayectoria, Ramón Valdés participó en más de cincuenta películas, entre ellas, Escuela de vagabundos (1954) –protagonizada por Pedro Infante– y El profe (1971), del gran Mario Moreno “Cantinflas”.
Conoció a Roberto Gómez Bolaños en 1968, mientras los dos trabajaban en la película El cuerpazo del delito. Desde el principio tuvieron muy buena química y Chespirito quedó muy sorprendido por el profesionalismo, el talento y el carisma de su nuevo amigo, por lo cual no dudó en invitarlo a formar parte del elenco de su programa. La primera colaboración de Ramón Valdés con Chespirito fue en “Los Supergenios de la Mesa Cuadrada”, en donde interpretó al Ingeniebrio Ramón Valdés y Tirado Alanís; después, participó en el sketch que más adelante se convertiría en “El Chavo del Ocho”. Sucedió así: como Roberto Gómez Bolaños sentía la necesidad de escribir algo diferente a lo que había estado haciendo –en esa época, estaba enfocado en crear los episodios de “Los Chifladitos”, en los cuales participaba Rubén Aguirre–, utilizó el material que le había sobrado de un guion hecho algunas semanas antes, en el cual se narraba la historia de un niño pobre que estaba en un parque público y tenía un breve altercado con un vendedor de globos. El resultado fue bueno, así que Chespirito repitió la fórmula y escribió otro guion. El segundo sketch fue todo un éxito y recibió comentarios muy positivos, de manera que bautizó a aquel jovencito con el nombre que le daría la vuelta al mundo: “El Chavo”, y al vendedor de globos lo llamó “Don Ramón”. ¡Entonces comenzó a definir e integrar a los demás personajes, y logró conformar la vecindad más divertida del mundo!
Don Ramón, el empobrecido y casi siempre desempleado papá de la Chilindrina, no tardó en convertirse en uno de los personajes favoritos del público. Era holgazán, inculto y comodino, pero poseía la gracia y el ingenio del pícaro que siempre le ayudaban a salirse con la suya. ¡Solamente Ramón Valdés, con su maravilloso e inagotable sentido del humor, podía interpretar a este personaje!
Además de sus enormes cualidades como actor, Ramón tenía una memoria excelente y, por esa razón, era la envidia de sus compañeros. Durante las grabaciones del programa, se llevaban a cabo dos ensayos antes de rodar cada escena; pero Ramón nunca estudiaba sus textos, le bastaban una ojeada rápida al guion y los dos ensayos para memorizar todas sus líneas de manera impecable. Sus interpretaciones eran tan buenas y naturales, que convirtieron a su personaje en uno de los más queridos y recordados de la vecindad. Fuera del set, conservaba esa chispa que lo caracterizaba, y todo el elenco –sobre todo, Chespirito– gozaba con sus ocurrencias. ¡Gracias, Ramón Valdés, por regalarnos tu talento y tu simpatía!
Sin dudas el mejor personaje, pasarán los años y tanto él como la vecindad del chavito seguirán sacandonos risas.
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Maravilloso actor y desde donde esté estoy seguro que está orgulloso por el gran éxito de su personaje.
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Desde criança assisto chaves, Chapolim Colorado. Toda minha infância e até hoje amo tudo isso. Nunca vi em toda minha vida personagens tão bons e naturais. Cada episódio me deixava com mais vontade ainda de assistir. Esse gosto veio dos meus pais, principalmente minha mãe que assistia quando adolescente e gostava muito. Hoje coloco para meu filho assistir, ele tem 2 anos, não entende bem as coisas, mas mostra que também irá gostar muito. Seu Madruga pra mim era o melhor personagem. Sorria muito com ele.
Até hoje ele me faz rir.
Fico triste que essas pessoas um dia se vão, deveriam ficar eternamente.
O programa além de ótimo, também contava com uma coisa muito importante: Não tinha palavrões, palavras de baixo calão. Isso é muito importante.
Obrigado a todos por ter feito a minha infância rica.
Muito obrigado por seu comentário! Saudações. ❤️
Nós apreciamos sua admiração pelo programa! Nós te enviamos um grande abraço. ❤️
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