29/ Octubre/2019
RECORDANDO A…
En estas fechas en que honramos a aquellos que han partido, recordaremos con algunas anécdotas a los actores del programa “Chespirito” que, aunque ya no están con nosotros, viven en el corazón de millones de personas.
ROBERTO GÓMEZ BOLAÑOS (1929-2014)
Un requisito indispensable que tenían que cumplir los actores del programa era memorizar todos sus diálogos. Cada uno de ellos recurría a diferentes estrategias para recordar sus líneas. En el caso de Chespirito, lo que hacía era leer su libreto una y otra vez; luego, para comprobar si había aprendido sus líneas, se apartaba de todos y se iba a un rincón del estudio, cubría el texto del guión con su mano derecha y la iba deslizando hacia abajo mientras decía en voz baja y de memoria sus intervenciones. Lo más curioso de este ejercicio es que, al mismo tiempo que practicaba sus líneas, las actuaba, lo que resultaba extraño y divertido para los que pasaban cerca de él y lo veían gesticulando y hablando solo.
A Chespirito le abrumaban las multitudes –lo cual era un problema debido a su enorme fama–; lejos de los escenarios, en su vida social y personal, evitaba a toda costa los eventos que congregaban una gran cantidad de personas y era frecuente que rechazara invitaciones cuando sabía que habría mucha gente. Cuando viajaba, prefería hacerlo a lugares donde no era tan conocido –recorrió numerosos países de Europa y Asia–, y disfrutaba mucho las travesías en crucero. Como aperitivo, le gustaba tomar tequila y, para acompañar la comida, una copa de buen vino tinto. También decía que era muy malo para hablar en público si no tenía un discurso preparado, pero que, afortunadamente, tenía un gran guionista –¡por supuesto, se refería a él mismo!
RUBÉN AGUIRRE FUENTES (1934-2016)
Antes de convertirse en el famoso profesor Jirafales, Rubén Aguirre fue Director General de Producción de la empresa Televisión Independiente de México (TIM). Conoció a Roberto Gómez Bolaños durante la producción del programa piloto de “El ciudadano”, y de ahí surgió una gran amistad que mantuvieron por el resto de sus días. A pesar de su alto puesto ejecutivo –tenía una oficina enorme con cinco aparatos telefónicos, dos secretarias y un gran salario–, siempre buscó oportunidades para ejercer su verdadera pasión: la actuación. Hasta que un día, el Director General de TIM le dijo que debía escoger entre ser ejecutivo y actor –¡no se podía ser las dos cosas!–; Rubén optó por lo segundo y abandonó sus funciones detrás de un escritorio para colocarse frente a las cámaras de televisión.
Antes de conocer a Chespirito, Rubén fue conductor y escritor de programas infantiles. Como buen norteño –nació en Saltillo, Coahuila–, gustaba de las tortillas hechas con harina de trigo, típicas de aquella zona del país, así como de la machaca con huevo y del pan de azúcar. Desde muy joven comenzó a fumar puros –tal como el profesor Jirafales–, costumbre que conservó el resto de su vida.
HORACIO GÓMEZ BOLAÑOS (1930-1999)
Horacio, el menor de los Gómez Bolaños, fue el último Productor Ejecutivo del programa “Chespirito”. Durante casi diez años, desempeñó este cargo con gran profesionalismo, pues conocía muy bien las necesidades de su hermano Roberto para realizar su programa. También fue representante del grupo durante todos los años en que se hicieron giras nacionales e internacionales. Horacio era un excelente hombre de negocios; antes de incurrir en la televisión, ocupó puestos importantes en el área de mercadotecnia de la compañía Sears Roebuck.
RAMÓN VALDÉS (1923-1988)
Ramón poseía una gracia natural muy peculiar. Cuando estaba fuera de escena, arrancaba carcajadas a todos con sus ocurrencias, sobre todo a Chespirito –¡no era nada común ver al jefe reír de esa manera! De hecho, Roberto mencionó en varias entrevistas que Ramón era “muy chistoso” y que se divertía muschísimo con él. Ramón –quien solía llamar a cualquier hombre, niño o adulto, con el mote de “campeón”–, empezó a trabajar desde muy joven; por esta razón, no tuvo oportunidad de estudiar más allá de la secundaria. A propósito de esto, Edgar Vivar cuenta que un día fueron juntos a realizar el examen para obtener sus licencias de locutores, que era difícil pero un requisito imprescindible en aquella época para todo aquel que trabajara en medios de comunicación. Cuando terminaron el examen, que incluía temas de cultura general, Ramón no había contestado una pregunta: “¿Qué es apología?” El encargado de revisar la prueba le preguntó: “Señor Valdés, ¿usted no sabe lo que significa “apología”? Y Ramón, improvisando con su singular sentido del humor, respondió: “¡Claro que sé! ¡Apología es un policía sin placa!”
De todos los actores que participaron en “Chespirito”, Ramón Valdés fue el que más gozó del cariño y reconocimiento del público. Afuera de los estudios en donde se grababa el programa, se juntaba mucha gente para ver salir a sus artistas favoritos, y él siempre fue muy accesible y cortés con quien se acercaban a pedirle un autógrafo. ¡Siempre fue un ídolo!
ANGELINES FERNÁNDEZ (1922-1994)
Angelines Fernández formó parte de una compañía teatral en España –su país natal–, con la que recorrió toda Latinoamérica hasta llegar a México. Este país le gustó tanto que decidió quedarse para siempre, así que sus compañeros regresaron a España sin ella. Angelines tenía algunos hábitos muy curiosos; por ejemplo, aunque por lo general comía muy poco, siempre exigía que sus alimentos estuvieran preparados de cierta manera y que estuvieran acomodados en el plato con un orden específico. También era sumamente callada y, mientras aguardaba su turno para salir a escena en la sala de espera del estudio, procuraba sentarse siempre en la misma silla; si estaba ocupada por otra persona, permanecía de pie hasta que el lugar quedaba disponible. Como a Angelines le costaba mucho trabajo memorizar sus diálogos, siempre solicitaba al equipo de producción que le hiciera llegar los guiones antes que al resto del elenco. Durante las grabaciones, nunca olvidó ni una palabra de sus líneas. ¡Una verdadera profesional!
RAÚL “CHATO” PADILLA” (1918-1994)
Raúl Padilla estuvo en los escenarios casi desde que nació, pues sus padres eran dueños de una compañía de teatro itinerante que llevaba sus obras a toda la república mexicana –por esta razón, el Chato no tuvo un hogar fijo durante su infancia. Desde muy joven comenzó a trabajar en el teatro; más adelante incursionó en el cine y, por último, en la televisión. Cuando Chespirito creó a Jaimito el Cartero, lo pensó como personaje incidental; sin embargo, la interpretación de Raúl le gustó tanto, que lo invitó a quedarse en el grupo de manera definitiva. Al principio, el Chato Padilla no estaba seguro de aceptar la propuesta, pues decía que no quería encasillarse en un sólo personaje. Por aquellos días, el elenco viajó a Colombia por invitación del Gobierno de aquel país; no se trataba de una gira de trabajo, sino de una colaboración con Solidaridad, una institución que ayudaba a los necesitados. Cuando el Chato vio la inmensa cantidad de personas que el elenco de “El Chavo” congregó en aquella marcha, consideró que sí le convenía adherirse al grupo, y durante toda su vida manifestó lo feliz que estaba por haber tomado esa decisión. Fue un gran aficionado al béisbol; este juego tiene muchísimas reglas y el Chato se las sabía todas. Platicaba mucho con Rubén Aguirre, a quien también le gustaba mucho este deporte.
Todos ellos fueron grandes actores, pero sobre todo, excelentes personas que permanecen en la memoria de su público. ¡Gracias por las miles de ofrendas en las que se recuerda al talentoso elenco de Chespirito!