28 de Agosto de 2020
36 años del Chavo y el Chapulín en Brasil
Antonio Felipe Purcino
Periodista, seguidor de Chespirito desde hace más de veinte años y administrador del club de fans Fórum Chaves.
El pasado 20 de agosto fue un día muy importante para millones de fanáticos de Chespirito: ¡se cumplieron treinta y seis años del debut de sus obras en Brasil! En esta nación –que, por cierto, es la más grande de Sudamérica–, el humor de Roberto Gómez Bolaños se convirtió en una auténtica fiebre; de hecho, hasta el día de hoy, es una de las mayores pasiones del público. La historia de Chespirito en tierras brasileñas comenzó más de una década después de que se convirtiera en un verdadero gigante de la comedia latinoamericana. Mientras a todo lo largo y ancho del continente los numerosos seguidores de su trabajo abarrotaban los estadios en los que se presentaba el elenco del programa, su camino comenzaba en un nuevo país, en una versión totalmente novedosa: doblada al idioma portugués.
A las 6 de la tarde de aquel 20 de agosto de 1984, el público brasileño tuvo su primer contacto con Chespirito cuando se transmitió el episodio “Aristócratas vemos, rateros no sabemos” (1978) de El Chapulín Colorado –a quien se llamó “Polegar Vermelho” (Pulgar Rojo), antes de que se adoptara la traducción literal–. Cuatro días después, a la misma hora, se estrenó El Chavo del Ocho –llamado en portugués “Chaves”–; el primer episodio transmitido fue “La resortera” (1976).
Esta historia estuvo a punto de tener un final triste. Los directores de SBT (Sistema Brasileiro de Televisão) –que fue el hogar de Chespirito durante las siguientes tres décadas– no estaban seguros de exhibir la serie: pensaban que las historias, los escenarios y los personajes eran malos. Sin embargo, Silvio Santos –el dueño de la emisora– aceptó emitir el programa gracias a la intervención de José Salathiel Lage –responsable del área de doblaje del canal–, quien insistió hasta que logró convencerlo.
En poco tiempo, Chaves y Chapolin ya eran un fenómeno en Brasil. El programa se transmitía en horario estelar –lo que molestó a los productores de Jornal Nacional, de Rede Globo, el principal noticiero del país–, y los personajes de Roberto Gómez Bolaños estaban en todos lados: había comics, videojuegos y discos. La serie –que muy pronto logró posicionarse como líder de audiencia–, se convirtió en uno de los productos más importantes de SBT y, a menudo, era el arma secreta de la televisora para atacar a la competencia: cuando otro canal lanzaba una nueva atracción, transmitían al mismo tiempo el programa de Chespirito, y siempre ganaban.
Este 20 de agosto celebramos el 36° aniversario de la obra de Chespirito en Brasil; una historia que representa un capítulo más en la increíble historia del trabajo de Roberto Gómez Bolaños. Hay mucho que saber, contar y recordar; muchas anécdotas que, a partir de hoy, tendré el honor de compartir con los aficionados en el blog de Chespirito, a quienes agradezco inmensamente la invitación. ¡Síganme los buenos en este viaje!